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Oliverio no nació y ya esta haciendo milagros. Resulta ser que el nombre de mi hijo, Oliverio, despertó la curiosidad de un grupo de maestras. Las nombradas se precipitaron cual preparado químico sobre los libros de Oliverio Girondo a los efectos de enterarse quién es ese tipo. Y conste que Oliverio no se llama Oliverio por Girondo. O sólo por Girondo. Se llama Oliverio porque...bueno...vaya uno a saber porqué algunos niños eligen tan bien su nombre.