El Clavo Oxidado
Por Don Aurelio
Metal arrancado a la tierra
abrasado por el fuego,
sometido a la pesada voluntad
del martillo.
La túnica
que esa araña teje
en torno a tu silueta
desdibuja tu aguzada figura.
Hemos olvidado aquella repisa
que sostenía nuestros libros.
De ese humilde mueble
quedas vos
henchido de herrumbre,
sin motivos,
sin fuerzas.
jueves, 7 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
A los gritos desde el laberinto